2011/01/15


   GETXO YA TIENE SU SIRENO

Los que estos días hayan pasado por el Puerto viejo de Algorta (Getxo, Bizkaia) se habrán topado con "El Sireno", una fotografía de tres metros de alto colocada en un muelle del Puerto, dentro del agua, de tal forma que solo se puede ver completa cada doce horas. Cuando la marea está alta el agua solo deja al descubierto el torso del "sireno", dejando al descubierto su "cola de pescado" cuando el agua alcanza su nivel más bajo. Esta fotografía ha sido adquirida por el Ayuntamiento de Getxo durante un año y, todo apunta que este será su emplazamiento para que todos los visitantes puedan disfrutar de la imagen.

Su autor es el argentino Marcos Lopez: "Creo que en las sirenas hay una respuesta del Sur al Norte. Se me ocurrió después de ver la sirena de Hans Christian Andersen en el puerto de Copenhague. Cuando la vi tan perfecta se me activó el chip y pensé: “¿Ustedes tienen esta? Okay, muy linda, ahora les voy a presentar al sirenito del Río de la Plata. Entonces vine y armé la versión subdesarrollada. Armé un triste sireno (disfracé un modelo) y lo puse en nuestro río, rodeado de deshechos. Lo hice para provocar. Hay que poner sobre la mesa esta textura subdesarrollada en la que hemos nacido. Somos un país educado en función del ideal de “progreso”, y eso nos impidió conectar con nuestros dolores y nuestras imperfecciones".

Marcos López (Santa Fé, 1958), es un fotógrafo consagrado con multitud de exposiciones tanto individuales como colectivas y, como él dice, con obras provocadoras. Una de estas obras es "Asado en Mendiolaza", una peculiar recreación de La Última Cena:


"Paseaba por la Bienal de Valencia y se quedó inmóvil ante una versión de La Última Cena realizada por el fotógrafo japonés Hiroshi Sugimoto. Era una copia en blanco y negro de un montaje hecho con muñecos de cera. Ahí, dice Marcos, bajó el ángel y le habló al oído: 


- Qué esperas, chaval –le dijo; era un ángel español- regresa ya a tu país y haz de una vez tu propia cena.

Marcos bajó del avión en el aeropuerto de Ezeiza, pasó por su casa para dejar el bolso, y se fue en su auto viejo rumbo a la provincia de Córdoba. Allí compró un tablón de madera usado, les pidió a un par de fotógrafos (ex alumnos suyos) que lo asistieran, convocó a quince amigos y a un productor teatral, y organizó un gran asado. La fotografía –titulada “Asado en Mendiolaza”- es una inclasificable fusión de “La última cena” de Leonardo, con “Los borrachos” de Velásquez, íntegramente rociada por varios litros de vino de mala calidad. La hizo sin grandes preciosismos técnicos: velocidad 125 y diafragma 11, un par de flashes para dar un efecto de luz irreal, y el aire acuchillado por el sol del mediodía.

- Y algo de retoque digital para arreglar algunos errores que hice producto de que, cuando saqué la foto, ya estábamos todos medio en pedo.


Ese asado y esa foto –que terminó siendo un ícono del arte pop argentino- sucedieron en octubre de 2001, dos meses antes de la gran debacle argentina (que derivó en treinta y cuatro muertos, la disparada del dólar y la huída de un presidente por la azotea de la Casa de Gobierno). De ahí que poco tiempo después, infinidad de críticos dijera que ése –el de Marcos López- había sido el verdadero “último asado nacional”. Una suerte de presagio. La anticipación de una decadencia que jamás llegó, porque jamás se fue".
http://revistanuestramirada.org/galerias/marcoslopez


 
Fotografías de Marcos López

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